¿Qué son los tumores neuroendocrinos?

Los tumores neuroendocrinos, conocidos por su sigla TNE, son tumores que nacen a partir de células neuroendocrinas. Estas células se encuentran ampliamente distribuidas en el cuerpo, y se encargan de secretar ciertas sustancias que ejercen alguna acción necesaria para el correcto funcionamiento del mismo. Al estar distribuidas en todo el cuerpo, los tumores que se generan a partir de estas células pueden presentarse prácticamente en todos los órganos.

Los TNE corresponden aproximadamente al 0.5% de los diagnósticos de tumores malignos, teniendo una incidencia (casos nuevos al año) aproximada de 5.86 por cada 100.000 personas al año.

Los sitios más frecuentes en donde se desarrollan son el tracto gastrointestinal (62-67%) y el pulmón (22-27%). Desglosando un poco, tendríamos lo siguiente:

●        Intestino delgado (30,8%)

●        Recto (26,3%)

●        Colon (17,6%)

●        Páncreas (12,1%)

Los tumores neuroendocrinos son un grupo heterogéneo con variadas y confusas clasificaciones, nomenclatura e histología (características al microscopio). El término “neuroendocrino” se aplica a una gran variedad de células que se encuentran dispersas en el cuerpo y que tienen propiedades propias del sistema neurológico (red de comunicaciones y control que permite al organismo interactuar de manera adecuada con el entorno) y, por otra parte, propias del sistema endocrino (glándulas que secretan hormonas que permiten la comunicación entre células y regulación del organismo).

Es por esta razón que, podemos diferenciar esta patología en tumores funcionales y no funcionales. Los tumores que son funcionales secretan sustancias que generan alguna acción específica, motivo por el cual, los pacientes con tumores funcionales pueden presentar síntomas característicos. En el caso de tumores no funcionales, los síntomas son dados por el crecimiento del tumor en sí.

En relación a las alteraciones genéticas que se han encontrado asociadas a los TNE, se han encontrado mutaciones en el gen MEN-1 y en ATRX/DAXX, los cuales tienen importancia a la hora de buscar medicamentos que actúen en forma dirigida sobre este tipo de cáncer. 

¿Cuáles son los factores de riesgo?

El alcohol y el tabaco no parecen tener asociación con los TNE. Sí se ha observado una mayor tendencia en mujeres, y existe una asociación con ciertas enfermedades como el síndrome neoplásico endocrino múltiple tipo 1, enfermedad de Von Hippel-Lindau, neurofibromatosis y esclerosis tuberosa. Los tumores neuroendocrinos gastrointestinales aparentemente afectan más a personas de raza afroamericana, mientras que los tumores neuroendocrinos pulmonares afectan más a blancos no latinos.

El factor de riesgo más relevante pareciera ser la presencia de antecedentes familiares de cáncer, seguido por la presencia de diabetes y sobrepeso u obesidad. 

¿Cómo puedo prevenir?

Con los conocimientos presentes actualmente, en la prevención del desarrollo de TNE toma real importancia la dieta sana y la actividad física con el fin de mantener un peso adecuado y, además, prevenir el desarrollo de diabetes. Por otro lado, es de suma importancia que ante el conocimiento de antecedentes familiares de las enfermedades mencionadas o de otros tipos de cáncer, el médico tratante debe tener en consideración el posible desarrollo de esta patología, y estudiar la necesidad de realizar estudios específicos en el momento que sea oportuno.

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas suelen ser heterogéneos debido a las distintas posibles ubicaciones del tumor, además de las diferentes sustancias activas que podría secretar. Existe un síndrome (conjunto de síntomas y signos) que suele ser más transversal, independiente de la ubicación y características del tumor llamado síndrome carcinoide. Este síndrome se caracteriza por los siguientes síntomas:

Síndrome carcinoide

-          Diarrea

-          Dolor abdominal

-          Rubor facial

-          Enfermedad cardiaca

-          Broncoespasmo (sensación de ahogo, tos)

-          Presión arterial baja

Otros síntomas que pueden presentarse dependiendo de las características del tumor son:

-          Fatiga, palidez

-          Sangre en las deposiciones

-          Tos con sangre

-          Pérdida de conciencia (desmayo)

-          Dolor torácico

-          Neumonía en forma recurrente

¿Cómo se diagnostica?

Al momento del diagnóstico es relevante la diferenciación entre tumores funcionales o no funcionales (mencionados más arriba). En casos de tumores funcionales, estos pueden ser de tamaño muy pequeño, indetectables en exámenes de imagen y a simple vista, pero la secreción de sustancias específicas como cromogranina A (CgA) y ácido 5-hidroxindoleacético (5-HIAA) en la sangre permite medir los niveles presentes en el cuerpo, siendo un elemento importante a la hora del diagnóstico. Además, las concentraciones de dichas sustancias pueden ser correlacionadas con el tamaño del tumor, diferenciación y su actividad secretora, puntos de gran importancia a la hora de pensar en el pronóstico.

En el caso de tumores no funcionales, suelen presentar síntomas debido a los efectos del crecimiento de la masa en el interior del cuerpo (sangre en deposiciones, obstrucción intestinal, saciedad precoz, dificultad para respirar, entre otros). En estos casos, las imágenes son de gran utilidad, y la biopsia (estudio de las células al microscopio) es clave para el diagnóstico.

¿Cuáles son las opciones de tratamiento?

El tratamiento de elección  es la resección quirúrgica, siendo este el único tratamiento con intención curativa. Sin embargo, en caso de ser diagnosticada en un momento en que la cirugía ya no es curativa, existen diferentes tipos de tratamiento tanto para aliviar síntomas como para reducir el crecimiento del tumor.

La quimioterapia persiste como un tratamiento controversial, sin protocolos definidos (en forma internacional) para su uso, presentando mayor respuesta en tumores de ciertas características (avanzado, tumores pulmonares, entre otros) pero no respecto a otros tumores.

Actualmente, se cuenta con una serie de tratamientos sistémicos aprobados internacionalmente para su uso en los TNE. Considerando la diversidad de tumores que se pueden encontrar, es importante recalcar la diversidad de tratamientos sistémicos existentes que dependen del tipo específico de tumor. Entre ellos, están los análogos de hormonas específicas como la somatostatina, tratamientos para el manejo de los síntomas del síndrome carcinoide como el telotristat, terapia molecular dirigida como el sunitinib, anticuerpos monoclonales como bevacizumab, inhibidores de la proteína mTOR como everolimus, entre otros. 

Para lesiones en el hígado, sobre todo metástasis, existen diferentes procedimientos adicionales de carácter local como la embolización transarterial, terapia ablativa y radioterapia.

Con toda la evidencia presente, un equipo médico multidisciplinario determinará el mejor curso de acción para tratar efectivamente el TNE y sus síntomas.

Los tumores neuroendocrinos no están incluidos en las Garantías Explícitas en Salud (cobertura estatal de ciertas enfermedades), motivo por el cual, para su diagnóstico y atención el financiamiento es a través de Fonasa, Isapre o particular dependiendo de la situación de cada persona.

Sin embargo, en caso de ser Isapre, existe la posibilidad de postular al CAEC (Cobertura adicional de enfermedades catastróficas), la cual se puede activar cuando una enfermedad no GES, por su alto costo, puede transformarse en una enfermedad catastrófica.

Por otra parte, también existe la Ley Ricarte Soto, que consiste en un sistema de Protección Financiera para Diagnósticos y Tratamientos de Alto Costo, de carácter universal, que es asegurado por FONASA a todos los beneficiarios de los sistemas previsionales de salud de Chile (Fonasa, Isapres, Fuerzas Armadas).

Finalmente, existen estudios en Chile relacionados con las nuevas terapias y que se encuentran en fase de reclutamiento (búsqueda de participantes). Si te interesa saber más de los mismos puedes ingresar a la página www.ensayosclinicos.cl donde encontrarás toda la información.

 

Referencias

1. E Leoncini, GCarioli (2016). Risk factors for neuroendocrine neoplasms: a systematic review and meta-analysis. Annals of oncology, 27, P68-81.

2. Bryan Oronsky,*⁎ Patrick C. Ma,† Daniel Morgensztern,‡ and Corey A. Carter (2017). Nothing But NET: A Review of Neuroendocrine Tumors and Carcinomas. Neoplasia, 19(12): 991–1002.

3. Ministerio de Salud (2018). Tratamiento con Sunitinib o Everolimus para enfermedad progresiva de Tumores Neuroendocrinos Pancreáticos. Santiago de Chile, MINSAL. 

4. David S Klimstra, Zhaohai Yang. Pathology, classification, and grading of neuroendocrine neoplasms arising in the digestive system. Richard M Goldberg (Ed) UptoDate, recuperado en enero 2021 en https://www.uptodate.com/contents/pathology-classification-and-grading-of-neuroendocrine-neoplasms-arising-in-the-digestive-system

5. Jennifer Ang Chan, Matthew Kulke. Metastatic well-differentiated gastrointestinal neuroendocrine (carcinoid) tumors: Systemic therapy options to control tumor growth. Richard M Goldberg, MD (Ed) UptoDate, revisado en enero 2021 en https://www.uptodate.com/contents/metastatic-well-differentiated-gastrointestinal-neuroendocrine-carcinoid-tumors-systemic-therapy-options-to-control-tumor-growth

6. Ministerio de Salud (2019). Tratamiento con sunitinib o everolimus para personas con enfermedad progresiva de tumores neuroendocrinos pancreáticos. Santiago, MINSAL.

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